HOY, CANANEA CUMPLE UN AÑO DE HABER TOMADO UNA DECISIÓN QUE CAMBIÓ SU DESTINO.

Un año desde que esta ciudad minera eligió el camino de la transformación: una transformación que hoy es visible en cada rincón, con un gobierno cercano, honesto y valiente, que gobierna para todas y todos, no para unos cuantos.
Hace un año, la esperanza venció al miedo.
La dignidad derrotó al abandono.
Y ustedes, mi gente, me concedieron el honor más grande de mi vida: ser su voz, su aliada, su representante.
Desde aquel día, trabajar con pasión, levantar a Cananea y proyectarla hacia el futuro ha sido mi misión diaria.
El 2 de junio de 2024 no fue una elección más.
Fue un despertar colectivo.
Fue el momento en que el pueblo trabajador, el que lucha, el que emprende, el que sueña y no se rinde, tomó su destino en sus propias manos.
Desde entonces, no ha habido un solo amanecer sin recordar por qué estamos aquí.
No por un cargo. No por ambición.
Estamos aquí por convicción, por amor profundo a Cananea, y por un compromiso inquebrantable con su gente.
Sé lo que significa tocar puertas y no ser escuchada.
Sé lo que duele ver necesidades ignoradas durante años.
Y por eso, hoy que me corresponde servir, ejerzo esta responsabilidad con humildad, entrega y el corazón entero.
No ha sido fácil. Pero ni los obstáculos ni las resistencias han logrado detenernos.
Porque cuando un gobierno se alía con su pueblo, no hay fuerza capaz de vencerlo.
Gracias, Cananea, por confiar en este proyecto que es suyo.
Gracias por caminar juntos, por alentar con su voz, por exigir con justicia, por recordarnos que en esta lucha no estamos solas ni solos.
Hoy, después de un año de cimentar los pilares del cambio, podemos decir con certeza:
Lo mejor está por venir.
Porque cuando un pueblo se levanta, ya no hay marcha atrás.
Y este gobierno, nacido de la esperanza y del amor por nuestra tierra, no se cansa, no se vende, y jamás se rinde.
¡Vamos con todo, Cananea!
¡La transformación sigue, más viva, más fuerte, más nuestra que nunca!